viernes, 22 de marzo de 2013

Capítulo 1.

-¡No puede ser! –Dice Amanda mientras repasa una y otra vez el papel que sostiene entre sus manos.
Lo revisa una y otra vez, hasta cuatro veces. Pero no sirve de nada hacerlo. Sus ojos no pueden creerlo, aunque se ha esforzado, estudiado y suplicado para aprobar, no lo ha conseguido. Ha suspendido Física y Química con un cuatro. ¡Encima con un cuatro! Sus padres siempre dicen que es lo mismo un cuatro que un tres, pero ella no está de acuerdo. ¿Cómo va a ser lo mismo? Ahora, como todos los años, se arrepiente de no haber dado un poco más de ella. “Un punto más, sólo un punto más y hubiera aprobado.” Se repite una y otra vez. Las notas han llegado, ha suspendido una asignatura y habrá que ver cómo se lo toman sus padres.
Sólo me ha quedado una. A mis amigos hasta ocho. Es un cuatro, casi un aprobado. Estudio este verano y recupero. 
Va inventando sobre la marcha las excusas que puede dar a sus padres, sobre todo a su padre, que es el que más le exige en cuanto a los estudios. La verdad es que se ha esforzado, pero la Física y la Química no es lo suyo. Pese a estar horas y horas metida en su habitación repasando las leyes, fórmulas y diferentes químicos de la historia, no ha aprobado.
Suenan las llaves entrando en la cerradura. Su corazón empieza a acelerarse, como si hubiera subido mil escaleras en cinco segundos.  Se oyen pasos hasta el comedor, donde Amanda está peor por segundos. Un rostro aparece por la rendija de la puerta, es su madre, viene de hacer la compra.
-¿Qué es eso? –Dice mientras deja las bolsas con sumo cuidado en la barra americana que rodea la cocina.
-Las notas del instituto.
Su madre la mira al segundo, dando a entender que quiere saber exactamente cómo ha salido su hija, su hija menor.
-¿Y qué?
-Física… 
La mirada de Amanda viaja hasta el suelo, donde reposa durante unos segundos. Después vuelve a mirar a su madre.
-Ah, ¿pero has aprobado Tecnología?
-Sí. Pero Física, no…
-Pero fíjate, has aprobado una que pensabas que ibas a suspender. –Dice Rosa mientras sonríe a su hija.
Ella es una de cal y otra de arena. Unas veces es muy positiva, aunque otras…  Otras es la mujer más pesimista que pisa la Tierra. Por ejemplo, la última vez, cuando querían viajar a Varsovia para pasar dos semanas de las vacaciones de verano con su hermana. Fue la mujer más pesimista del mundo, diciendo que le daba demasiado miedo montar en avión, así que finalmente no fueron a Varsovia.
-Ya, he aprobado Tecnología, pero he suspendido Física y Química.
-Eso lo hablas con tu padre cuando vuelva.
A Amanda le encanta cocinar, aunque es pésima. Así que, cuando ve que su madre va a hacer pasta para comer, se dirige a la cocina y la ayuda a preparar todo. Además, habrá que ganar puntos para cuando venga su padre y vea que no se ha esforzado tanto como debía.
Madre e hija cocinan tranquilamente, mientras ríen y se cuentan lo que han hecho esta mañana.
-Para saber si está bien, tienes que tirar un espagueti a la pared desde esta distancia, si se queda pegada, está al dente. –Dice mientras hace la prueba. -¿Ves?
Amanda ríe, no entiende cómo ni dónde ha aprendido ese estúpido ‘tip’ de cómo saber cuándo la pasta está al dente. Pero lo recordará, todo lo que le dice su madre, lo recuerda.
Se oyen las llaves de nuevo. Madre e hija se intercambian las miradas. Juan entra a casa, suelta el periódico en la mesa y se toca la barba.
-¿Qué hay para comer?
-Espaguetis. –Dice Rosa mientras remueve los espaguetis dentro de la olla.
-Papá, han llegado las notas…
-Ah, ¿qué tal?
-Me ha quedado Física.
Se toca la barba mientras se sienta en una de las sillas que rodea la mesa del comedor.
-Mmmmm…  ¿Sólo Física? ¿Has aprobado Tecnología?
-Sí. –Dice Amanda mientras saca los tres manteles individuales de siempre y los coloca en cada una de las sillas.
Antes siempre comían con mantel, ya que su hermano y hermana también vivían en casa. Pero ya han crecido y se han marchado de casa. Están trabajando en diferentes sitios, Gerona y Buenos Aires, quién lo diría. Y Amanda muriéndose de asco en ese pueblo odioso, lleno de gente chismosa. Su madre nota el cambio, por eso mima mucho a Amanda y viceversa.
-Bueno, no te debería haber quedado ninguna, eres inteligente.
Amanda odia esos comentarios, todo el mundo se lo dice. Es cierto, es inteligente y ella lo sabe, pero todo lo fastidia por su falta de trabajo, es demasiado vaga.
-¿Entonces…?
-¿Entonces qué?
-¿Puedo irme a Barcelona de vacaciones?
La respuesta de su padre dura unos minutos, hasta que por fin habla.
-¿Estudiarás?
-Prometido.
-Entonces puedes ir, pero tendrás que llamarnos todos los días.
El rostro de su madre, que viene con los espaguetis en un plato gigante echando humo, se ha entristecido. No quiere estar todo un verano sin su pequeña, la va a echar de menos.
-¿Cuándo me voy?
-¿A mí me lo dices? Eso tendrás que hablarlo con tu tía… -Dice Juan mientras ríe.
-Mañana la llamo, quiero irme cuanto antes de este pueblo.
-¡No hay prisa, Amanda! Además, tus amigas querrán estar contigo. –Dice su madre.
Comen tranquilamente viendo Los Simpsons, programa amado por Amanda. Justo cuando termina, la Blackberry de Amanda emite un sonido y una luz roja. Notificación.
Un whatsapp de Ángela.
Amandaaaaaaaaa
Amanda contesta enseguida. Y es que, desde hace unos meses, Ángela se ha convertido en su mejor amiga. Sentía que no tenía a nadie con la que contar siempre, y cuando pensaba que la tenía, se llevaba una decepción. Y cuando estuvo mal, Ángela fue la que realmente estuvo para ayudarla. Y Amanda la quiere, la quiere muchísimo.
¡Ey! Han llegado las notas…
¡Y a mí!
Ángela empieza a enumerar sus notas en las asignaturas. No ha suspendido ni una, es más, ha sacado cinco matrículas de honor.
Me ha quedado física…  
Jo… pero te vas a Barcelona, ¿no?
Sí, me quiero ir la próxima semana, ¡cuanto antes mejor!
Te voy a echar de menos…
Y yo.

1 comentario:

  1. Me gustó cómo lo relatas, Amanda me hizo acordar a mí en muchos aspectos, parece interesante, yo también quiero ir a londres... Amanda suertuda(? jaja

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