domingo, 6 de octubre de 2013

Capítulo 9.

Amanda abre los ojos y contempla el nuevo escenario. Está en la habitación de Sara. Ésta entra por la puerta con una falda de tubo roja y una camisa blanca. Sus sandalias de piedras reflejan los rayos del Sol y se hace molesto para una recién levantada.
-¡Buenos días!
Ya está maquillada y perfectamente peinada. Un poco de su pelo rubio está en la horquilla, y sus ojos están totalmente llenos de rímel.
Amanda emite un sonido inteligible. Está claro que no quiere levantarse.
-¡Venga, son las doce! Tienes dos horas para ir a casa, ducharte, arreglarte y ver a Hugo.
Se acerca a la cama y retira las sábanas de su cuerpo. Esto la despierta por completo. Aunque el nombre que ha pronunciado Sara hace sólo dos segundos la ha dejado sin aliento.
-¿Qué?
-¿No me has oído o no quieres entenderlo?
La saca de la cama y le da su ropa de la noche anterior. La va empujando hasta el baño.
-Venga, venga.
La introduce y cierra la puerta.
-¡Date prisa! -Continúa diciendo Sara.
Se examina en el espejo. Tiene el rímel corrido y el pelo algo alborotado. Se lava la cara y se retira el exceso de maquillaje.
El pantalón corto cae por sus rodillas y sus tobillos. Se lo prestó Sara para dormir.
La camiseta sale y se queda tirada al lado de los pantalones. Se enfunda su vestido y sus sandalias.
Cinco minutos y está lista. Sale del cuarto de baño y examina a Sara hablando por teléfono.
-Sí. Me aseguro de que vaya. No te preocupes, está en el baño. Le quedará poco. -Se vuelve y descubre a Amanda con la ropa sucia en las manos.- ¡Está aquí! ¿Te la paso?
Se acerca a ella y le tiende el móvil. Vocaliza el nombre de Hugo.
-¿Si?
-¡Hola preciosa! ¿Qué tal estás?
-Bien, ¿qué tal la resaca?
-¡Muy bien! ¿Tan mal estaba?
-Totalmente.
-Nos vemos en el centro, ¿no?
-¿Cuándo?
-En,-hace una pausa y parece que examina un reloj- dos horas. ¿No te lo ha dicho Sara?
-No. Está en su rollo.
-Voy a vestirme. ¡Nos vemos ahora!
Y sin esperar respuesta, cuelga.
Álex aparece sin camiseta y en pantalones cortos.
-¡Buenos días, Amanda! ¿Cómo has dormido?
Se acerca a ella y la abraza. ¿Es una broma?
-Bi-bien. ¿Qué tal tú?
-Genial. Tienes que marcharte a casa o llegarás tarde.

Su tía la examina al llegar a casa.
-Eh... Hola.
Se abalanza hacia ella y la abraza.
-¡Me tenías preocupada! ¿Dónde estabas?
-En casa de Sara. ¿No te lo dijo José?
-Sí, pero me refiero, ¿cerca de aquí?
-Sí, a dos calles.
Le da un beso y se marcha a cocinar.
-Voy a salir a la hora de comer, ¿te importa?
-¿Y los estudios?
-Esta noche estudiaré. Prometido.
-Está bien. Llámame si ocurre algo.

Todos están sentados alrededor de la mesa central del bar Solo.
Un chico se acerca a la mesa dos, donde saca una libretita y un boli de color rojo por el camino. Cuando llega y descubre a las personas que están en ella, muestra una gran sonrisa.
-¡Hombre, Hugo! ¿Qué tal estás?
-¡Chino! Bien, ¿qué tal tú?
-Currando para sacar algo de pasta para un equipo de DJ. ¿Y vosotros, chicos?
Todos sonríen y les dicen que van bien.
-¿Qué queréis?
-Cuatro cervezas San Miguel, un Aquarius, -dice de carrerilla, aunque ahora se detiene- ¿tú qué quieres, Amanda?
-Coca-Cola.
-Y una Coca-Cola para la señorita. -Añade Chino.
-Oye, ¿tan mal estaba ayer? No recuerdo ni cómo llegué a casa. -Dice Hugo. Todos callan y Sara me da un pisotón por debajo de la mesa.
-Te acompañé yo. Es decir, te acompañé con Sara.
Las bebidas llegan a la mesa y cada uno coge la suya.
-¿Tú? No recuerdo de nada.
-Normal, estabas fatal. Te metí en la cama y... me fui.
Su sonrisa se convierte en pícara y le da un trago a su cerveza.
-¿Y eso fue todo?
-Si. Eso fue todo.
Álex habla sobre el nuevo tema de un rapero estadounidense, y Hugo mira a Sara. Ésta mueve la cabeza de derecha a izquierda y vuelve su mirada a Amanda.

-Nos veremos esta noche en la playa de nuevo, ¿verdad? -Dice Paul.
-Había pensado en venir a la discoteca del centro. La nueva. No recuerdo cómo se llama...
-Night, Álex -completa Sara-, se llama Night.
-A Night. ¿Qué os parece?
Todos asienten y Álex dice que nos veremos a las diez en el bar Solo.
-¿Vendrás? -Susurra Sara a Amanda.
-Tendré que irme a las doce.
-Estás de broma, ¿no te dejan más?
-Tengo dieciséis años y estoy en terreno desconocido. Me dejan demasiado.
-Algo es algo. Me paso por la casa de tus tíos a menos diez.

Andan por el centro. Hugo se acerca a Amanda y le sonríe.
-¿Qué? -masculla ella.
-Con que nada más, ¿no?
-Sí, nada más.
-¿Qué hice? Me gustaría saberlo.
-Me besaste -dice casi susurrando-.
-¿Te gustó?
¿Miente o dice la verdad? Así que se queda callada y se examina las converses.
-Sí, está claro que te gustó. -Completa Hugo, con una sonrisa de oreja a oreja.